Todos sabemos que las gafas, por norma general, son utilizadas para corregir afecciones de la visión y para tratar problemas que pueden tener múltiples orígenes.

Sin embargo, quienes utilizan gafas, no saben con exactitud cada cuanto tiempo realmente deben cambiarlas por salud visual, ya que esto depende mucho del estado de las gafas y de la progresión de la afección de cada paciente.

Aun así, estudios han demostrado que mucha gente no cambia sus gafas a pesar de presentar síntomas de mala graduación y degeneración de la vista.

Por eso, desde Óptica Visión, queremos aprovechar el artículo de esta semana para daros una serie de consejos infalibles para descartar cualquier tipo de dudas acerca de cuándo se debe cambiar de gafas.

Lo primero que debemos saber, es que las gafas se suelen cambiar de forma progresiva y no sólo cuando el paciente note que su visión ha empeorado. Sin embargo, no muchos acuden a sus revisiones periódicas recomendadas, como ya os hemos comentado en algún que otro post, lo suyo sería realizarse una revisión visual al menos una vez al año; por el contrario, la gran mayoría, espera para acudir a esta revisión hasta presentar síntomas degenerativos en su visión.

En relación a esto, uno de los primeros consejos que os traemos es que os hagáis revisiones periódicas de la vista con asiduidad. Esta recomendación se debe a que, mientras más tiempo paséis con una mala visión en consecuencia a unas gafas mal graduadas, más posibilidades se presentan de que empeore la afección ocular que padezca el paciente.

Otro factor que puede presentar una degeneración es el estado de las gafas, es si la gafa se encuentra con rayones en las lentes, sucias o con algún golpe; es normal que puedan dificultar la visión del paciente, generando incomodidad y puede que derivando a vista forzada. Ante cualquier problema de este tipo con tus gafas, no dudes en acudir a tu óptica de confianza para realizar un cambio de cristales.

Por otro lado, una señal prácticamente infalible son los síntomas que pueden ser físicos que se presentan en el paciente cuando las gafas se encuentran con una mala graduación. Entre estos síntomas, podemos encontrar los siguientes:

• Visión poco nítida. Suele ser el motivo principal por el que se acude a una consulta de oftalmología. Esto provoca tensión ocular, ya que el paciente debe forzar la visión o entrecerrar los ojos para ver claramente. Con el tiempo, estos gestos y costumbres generan esta tensión ocular.

• Visión borrosa. Cuando la visión se vuelve borrosa de uno o de ambos ojos, es posible que se haya alterado la graduación de las dioptrías; por lo que, los cristales actuales de nuestras gafas, no son los que realmente necesitamos. Una visión borrosa o desigual es una señal de que debemos hacernos una revisión lo antes posible para detectar posibles degeneraciones.

• Lagrimeo o enrojecimiento de los ojos. El lagrimeo es una consecuencia de haber forzado la vista y el grupo de músculos faciales. Esto produce molestias y posibles afecciones más graves a largo plazo si no lo miramos.

• Fatiga visual. La fatiga visual es aquel factor determinante de que sí o sí se deben cambiar las gafas. Generalmente la fatiga visual viene acompañada de otras afecciones, tales como dolor de cabeza, mareos y la sensación de que los ojos se cierran solos. Estos síntomas suelen ser claras señales de que las gafas no están realizando el trabajo que deberían, por lo que, la visión y el globo ocular, se ve forzado y se degrada la visión.

Esto puede suceder por múltiples factores. Puede ser, por ejemplo, que, antes el paciente, no pasaba tanto tiempo en el ordenador, pero ahora está expuesto a pantallas led varias horas del día. Puede ser también que antes utilizaba unas gafas de cerca y ahora se da cuenta de que también requiere unas gafas de lejos, entre otros.

El principal factor por el que ocurren estas afecciones, son el tiempo. A medida que crecemos nuestros músculos oculares se van degenerando, y lo hacen de la mano de nuestra visión. Por ello, puede que, en el momento de hacernos nuestras gafas, hayamos estado bien con esa graduación, pero que, con el paso de los años, se vayan necesitando un aumento de esta graduación o se puedan dar nuevas afecciones que afectan nuestra visión y requieren de otros requisitos.

YA SÉ QUE NECESITO GAFAS NUEVAS, ¿AHORA QUÉ?

Una vez sabemos que debemos cambiar de gafas, es hora de acudir a nuestra óptica de confianza para que nos haga una revisión completa para corroborar los cambios en nuestra visión. De esta forma, podremos ver si se han añadido otras afecciones o si se encuentra un problema mayor.

En Óptica Visión, estaremos encantados de atenderos para primero, a través de esta revisión visual comprobar el estado de tu salud visual para, posteriormente, poder asesorarte en la mejor elección para tus nuevas gafas.

¡Te esperamos! Pide tu cita 920 25 58 13.